La credencial del candidato evangélico
¿Independiente o militante?
Los más importantes líderes de la Iglesia Evangélica chilena, se presentaron ante la opinión pública nacional el pasado sábado 6 de agosto, y entre otras materias declararon: “Hacemos un llamado al pueblo evangélico, y a quienes comparten nuestros valores, a que el día 23 de octubre, concurran a las urnas, y apoyen con su voto a los candidatos a concejales y alcaldes evangélicos, que postulen en las próximas elecciones municipales en todo el país”. Declaraciones similares han emitido Unidades, Consejos y Concilios pastorales en todo el país y organizaciones como la ONG Chile Cristiano las han difundido profusamente, de manera que el mensaje llegue a los casi cinco millones de evangélicos que hay en el país. Todos los evangélicos tenemos la esperanza de aunar nuestras fuerzas, para derrotar la agenda valórica anticristiana que promueve el gobierno y muchos políticos.
En esta cruzada, el rol de vanguardia lo están cumpliendo todos los pastores y hermanos que están postulando como candidatos a las alcaldías y a las concejalías, y un papel de similar importancia, es el que están desarrollando los líderes evangélicos que están apoyando a nuestros candidatos. Sin embargo, en este virtuoso proceso, hay una cuestión que está tensionando algunas relaciones y con ello frenando el avance hacia el objetivo evangélico, y me refiero al espinudo tema de la independencia o militancia de los candidatos evangélicos. ¿Independiente o militante?, es la interrogación que hacen algunos líderes, antes de expresar el apoyo al candidato evangélico, y depende de la respuesta, se sonríen o se sonrojan.
Reflexionando sobre esta situación, delante de la Presencia del Que Vive Para Siempre, vino a mi alma, esta argumentación: Un chileno, o diez chilenos, deciden abrazar la religión evangélica, pero dicen que no se integraran a ninguna iglesia, porque serán independientes, no pertenecerán a ninguna congregación, no tendrán ningún pastor y no tendrán que cooperar económicamente con nadie, ¿Qué piensas tu de eso?, dije: No estoy de acuerdo. Si un chileno o diez chilenos se hacen evangélicos, deben integrarse para congregarse en una iglesia local, ponerse bajo la cobertura de un pastor y contribuir con sus ofrendas y diezmos al sostenimiento de la obra del Señor. Entonces el argumento continuó: Si un evangélico o diez evangélicos deciden trabajar en política, pero dicen que lo harán como independientes, es decir, no pertenecerán a ningún Partido, no escucharán a ningún jefe y no cooperaran económicamente con nadie, ¿Qué piensas tu de eso?, dije: Eeeeeee, mmmmm, no creo que este bien. Y medité: Dios es un Dios de orden, tiene las iglesias para los que se conviertan al Señor, y tiene a los Partidos para los que sientan el llamado al servicio público. Ya mi Señor, me quedo claro.
Ahora, ¿A qué Partido puedo ingresar como evangélico?. Si soy evangélico y tengo vocación de servicio público, y siento el llamado a participar, debo ingresar a un Partido Político cuyos valores y principios coincidan con los valores y principios del reino de Dios establecidos en las Escrituras, es decir, no puedo ingresar al Partido ateo, no puedo ingresar a un Partido que apoye la agenda valórica anticristiana que promueve el gobierno, y tampoco puedo ingresar a un Partido, que en el papel se denomine cristiano, pero que en el Congreso apoya el aborto y el matrimonio homosexual. Y, ¿Hay Partidos cuyos valores y principios coinciden con los valores cristianos? Eso, es muy fácil averiguarlo en este mundo virtual en que vivimos, digite en Google el nombre de los Partidos Políticos chilenos y haga clic en la sección Principios, si tiene dudas, llámelos por teléfono, ahora todo es llamado local y no tiene costo.