Obispo Hédito Espinoza se confiesa decepcionado del gobierno

 

En entrevista concedida al periódico evangélico “Revelaciones” edición de abril, el admirado y amado obispo evangélico Hédito Espinoza se manifestó decepcionado con el actual gobierno; lo critica por haber tardado nueve meses en designar al jefe de las Oficina de Asuntos Religiosos y no dar respuestas claras sobre las capellanías, por ofrecer solo asistencia técnica a la Mesa de Trabajo y no incluir a las iglesias en la aplicación de la Ley del Mono. Aún cuando no nos debería extrañar la confesión del obispo, ya que hace poco más de un año criticó duramente al gobierno de la expresidenta Bachelet por no impedir los saqueos después del terremoto, si nos entristece y nos preocupa, porque la guerra por el alma de Chile que lidian el progresismo con el cristianismo se puede definir muy rápidamente, si otros evangélicos lo secundan.

 

El progresismo es un proyecto de sociedad. En lo político pretende la laicización de la institucionalidad, en lo económico puja por mayor regulación y control de la actividad económica por parte del Estado y en lo axiológico (valórico) defiende y promueve el liberalismo. Laicismo, estatismo y liberalismo son los términos que describen al progresismo. Por ahora, pasaremos por alto las definiciones y ejemplos de Laicismo y Estatismo para detenernos en el liberalismo. El liberalismo consiste en defender nuevos tipos de libertades, como las ligadas a la identidad y actividad sexual, esto se traduce en reconocer y conceder derechos a los homosexuales para legalizar sus convivencias, para contraer matrimonio y para adoptar niños. Reconoce y concede el derecho a terminar con el embarazo, no solo por razones terapéuticas, sino a todo evento y hasta varias semanas después de la concepción. Introduce en la administración de la salud, un nuevo estatuto de derechos para los pacientes que incluye “la muerte digna”, es decir, la eutanasia.

 

El progresismo en sus tres objetivos, ha sido fervientemente adoptado por la Concertación de Partidos por la Democracia, excepto el objetivo valórico, que es denegado por la Democracia Cristiana. El progresismo es la esencia del partido político que está inscribiendo el excandidato presidencial Marco Enriquez-Ominami Gumucio, tanto es así, que su agrupación se denomina Partido Progresista. En términos personales, el presidente del Senado, señor Guido Girardi es un gran progresista, el senador socialista Fulvio Rossi, es un destacado promotor del progresismo en Chile, siempre quiere ser el primero en promover la legalización del aborto, del matrimonio homosexual, de la eutanasia. También hay algunos progresistas en la Alianza por Chile, entre ellos, la diputada Rubilar, el diputado Godoy de Valparaíso, que por sus afanes son capaces de desafiar a su partido.

 

El progresismo sufrió una gran derrota cuando la Concertación perdió el gobierno, en general todas las autoridades políticas de los gobiernos anteriores eran progresistas. No patrocinaban los proyectos de ley progresistas, porque efectivamente no estaban en sus planes de gobierno, pero en su fuero interno los favorecían decididamente. El presidente Ricardo Lagos ha estado varias veces a punto de lograr el éxito con su proyecto de ley llamado “antidiscriminación”, que tiene por objetivo fundamental elevar a los homosexuales a una categoría superior al resto de los chilenos. La expresidenta Bachelet pugnaba porque la Píldora del Día Después, se distribuyera a todas las niñas, sin restricciones, rechazaba que se entregara solo con receta médica, porque, sostenía, era una “conquista de la mujer”

 

Ahora, cuando surge un presidente, enérgicamente contrario al matrimonio homosexual, que recibe el Premio Internacional por Protección a la Vida , distinción otorgada por más de 30 organizaciones pro-vida que trabajan con la ONU, y que al recibir el galardón afirma que “la sociedad chilena tiene que hacer mucho más que simplemente decir que está a favor de la vida, que está en contra del aborto: tiene que ser capaz de apoyar, acoger y acompañar” a las madres y así ellas decidan tener a los hijos que esperan, y que además de esto, logra que el país crezca al 6%, crea 428 mil puestos de trabajo en un año, junto a su esposa viaja a la Minera San Jose y a través de la televisión, sin sentir una pizca de vergüenza, ora a Dios por la salvación de los mineros, no se restringe en gastos, y a poco más de sesenta días los rescata sanos y “salvos” a todos. Un presidente, el primero en la historia de Chile, que viaja a Israel y en la santa ciudad de Jerusalén anuncia que suscribirá un Tratado de Libre Comercio con dicho Estado, cuando hay países, donde los evangélicos ruegan a su presidente que tenga buenas relaciones bilaterales con Israel, y el presidente ni siquiera los mira.

 

Es cierto que pasaron nueve meses, pero, alabado sea Dios, que valió la pena esperar, el historiador, profesor y pastor Juan Wehrli hará una magnífica labor en la ONAR, continuando la sobresaliente realizada por el sociólogo Humberto Lagos. En cuanto a lo demás, creo que a medida que más uniformados se hagan evangélicos, como está sucediendo, las capellanías tendrán que aumentar consecuentemente. La Mesa de Trabajo y la Ley del Mono que sean motivos de oración. Probablemente habrá que esperar un poco para ver concretados los 30 compromisos con el pueblo cristiano evangélico, pues lamentablemente el sábado 27 de febrero del 2010 a las 03,34 horas un terremoto grado 8,9 en la escala de Ritcher, destruyó más de doscientas mil y dañó otras quinientas mil viviendas, en el centro sur del país.

Source:
http://www.noticiacristiana.com/sociedad/iglesiaestado/2010/03/obispo-hedito-espoinoza-critica-fuertemente-a-bachelet-por-no-impedir-los-saqueos-posteriores-al-terremoto-en-chile.html