Una nueva Constitución para Chile

Iglesia evangélica en riesgo de perder 100 años de luchas y conquistas

si nueva Constitución incluye Estado Laico y redefine familia

 

  

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La Presidente de la República,  ha llamado a los ciudadanos a participar en un proceso dialéctico que sugiera las “bases ciudadanas” para la redacción de una nueva Constitución Política para Chile. Este proceso partió con la creación del Consejo Ciudadano de Observadores, y a  partir de ahora, el proceso se abre para los ciudadanos, que podrán participar, aunque  con una limitación mezquina, ya que en los Encuentros Locales lo pueden hacer,  por una sola vez.  Sin embargo, a pesar de esta limitante, de todos modos nos apuramos para  promover una activa participación de los evangélicos del país, ya que si esta Constitución sale como la quieren algunos, vamos a quedar en una situación muy desmedrada, equivalente a la situación que vivían los evangélicos en la segunda mitad del  siglo diecinueve, antes de la Constitución de 1925. Lo escribo claramente, la Constitución que quieren algunos,  establecerá  que hay distintos tipos de familias, que Chile es una República laica.  Para participar conscientemente de este proceso, ponemos a disposición los siguientes elementos.

 

En cuanto a lo primero, la Guía que regula la participación ciudadana  explica que la primera pregunta del moderador es: ¿Cuáles son los valores y principios más importantes que deben inspirar y dar sustento a la Constitución?  Para responder esta pregunta,  la Guía propone 38 conceptos entre los que se incluyen; Diversidad, Igualdad, Inclusión, Integración, Laicidad, Tolerancia,  etc., si usted ve la lista, en ella no aparece el concepto, Vida, Matrimonio, Familia, Trabajo, Religión, Derechos Humanos, Empresa.  La Constitución que quieren algunos no estará comprometida con la vida, como lo hace la actual Constitución en el Artículo 19 inciso 1.  La Constitución que quieren algunos se sustentará en que la familia es el conjunto de personas que viven bajo un mismo techo, que podrían ser dos mujeres, dos hombres, o más gente, distinta a la institucionalidad actual que establece que la familia es el núcleo fundamental  de la sociedad (Artículo  1 Constitución Actual), y que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer  (Artículo 102 del Código Civil).

 

En cuanto a lo segundo,  la Constitución que quieren algunos establecerá un  “más y mejor  Estado”, es decir, un Estado todopoderoso.  Ellos sostienen  que, “Chile necesita de un Estado moderno que impulse el desarrollo, que asegure condiciones de competencia y vele por el acceso, la calidad y la satisfacción de los servicios públicos que entrega a los ciudadanos. Un Estado innovador, eficiente, que entrega soluciones oportunas y en el que prevalezcan el buen trato y la transparencia”.  Lo que algunos quieren imprimir en la nueva Constitución,  es que el Estado sea  el dueño de los medios de producción, que sea el Estado el que planifique la economía, el que eduque, el que controle los medios de comunicación, el que regule, el que lo haga todo. Nosotros queremos un Estado que fomente la libertad religiosa, la libertad de enseñanza, la libertad de emprendimiento, un Estado que se aplique a eliminar y mantener  a raya la pobreza.

 

En cuanto a lo tercero, la Constitución que quieren algunos establecerá que Chile es una República Laica, un país en donde la religión sea algo personal,  íntimo y propio de las personas, que no trascienda a lo social y no exista en el ámbito Público. Esta laicidad echará fuera al capellán de La Moneda, al capellán de la Cámara de Diputados, al capellán del Senado, a los capellanes de las Fuerzas Armadas, Carabineros, PDI, Gendarmería, hospitales.  Esta laicidad echará fuera a los profesores de religión de las escuelas y liceos. Esta laicidad echará fuera los símbolos religiosos de todas las dependencias de la administración pública, entiéndase la biblia, la cruz, el pesebre, el árbol de navidad, etc. Esta laicidad elimina  el juramento para la aceptación de los cargos públicos. Esta laicidad termina con la apertura en Nombre de Dios con que empiezan las sesiones en el Congreso.  Esta laicidad terminará con los tedeum y eliminará los días religiosos del calendario. Esta laicidad conlleva la imposición del ateísmo en todas las esferas sociales y públicas. La Constitución que queremos nosotros sigue con todo lo anterior y debe mantener intacto el cuarto párrafo de la Constitución actual que señala:  “El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible.”