Cualquiera que gane la presidencia
perjudicará a la Iglesia Evangélica

Redefinición del matrimonio ha traído persecución a los evangélicos


 

“El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente" afirma el artículo 102 del Código Civil. Estos candidatos progresistas pretenden modificar el actual concepto de matrimonio dispuesto en el Código Civil, eliminando dos características del precepto vigente. Primero, el requisito de que los contrayentes deban ser un hombre y una mujer, es decir, personas de diferentes sexos, y el segundo, la finalidad de procrear. Este cambio se hace porque el actual concepto de matrimonio representa una exclusión arbitraria respecto de una cantidad importante de habitantes de nuestra República, que quieren casarse, pero con personas del mismo sexo. Quieren excluir la procreación como uno de los objetivos del matrimonio, por cuanto, en la actualidad un porcentaje importantes de matrimonios, especialmente los más jóvenes, no se casan con el objeto de procrear, sino solamente para vivir juntos. Redefinido el artículo 102 del Código Civil, quedaría en estos términos: “El matrimonio es un contrato solemne por el cual dos personas se unen actual e indisolublemente por toda la vida, con el fin de vivir juntas y de auxiliarse mutuamente.”

 

Esta redefinición se hizo en Canadá hace diez años, y aún cuando la campaña gay gritaba a los cuatro vientos que el matrimonio homosexual no le quitaba nada a nadie, la realidad ha sido muy diferente y los evangélicos han sido perseguidos, acusados, llevados a los tribunales, multados y amenazados. La legalización del matrimonio homosexual en Canadá ha significado para los evangélicos una severa restricción a la libertad de expresión, ha vulnerado el derecho a la educación pública, ha humillado la autonomía patrimonial de las iglesias y ha debilitado gravemente la institución del matrimonio tradicional y normal. Se suponía que la legalización del matrimonio homosexual no afectaría al resto de la sociedad, pero las esquirlas han mortificado a todo el tejido social. Así sucede, que cuando alguien habla de matrimonio, y agrega homosexual, es acusado de discriminar, de actuar por el odio y la animadversión hacia los homosexuales y las lesbianas, y puede ser acusado de incitación al odio. Si usted, estimado pastor que lee, se pregunta, qué tiene que ver esto con la educación pública, se lo explico. La redefinición del matrimonio como la unión de dos personas, impregna toda la institucionalidad y pasa a ser la verdad oficial en el país, esta verdad oficial pasa a formar parte de los contenidos educacionales que se enseñan en las escuelas públicas, entonces los evangélicos se ven obligados a retirar a sus hijos para matricularlos en colegios pagados.

 

Si uno de estos cuatro postulantes, cualquiera de estos tres hombres o la mujer, llegan a la Moneda y legalizan la redefinición del matrimonio, habrá mucho dolor, sufrimiento e impotencia, porque los pastores evangélicos chilenos son distintos a todos los demás, de cualquier país de la tierra. El pastor evangélico chileno siempre tiene una conversión milagrosa, Dios lo sacó de lo peor, en segundo lugar, el pastor evangélico chileno siempre está en el pastorado por un llamamiento, que la mayoría de las veces es con dolor. No he conocido nunca a un pastor chileno que haya reaccionado con alegría, cuando Dios lo llamó al ministerio, siempre dijo que no, y no, y no, entonces Dios tuvo que apretarlo, y solo después de sufrir, le dijo que sí al Señor. En los demás países, los Seminarios Bíblicos promueven el estudio teológico y los jóvenes cristianos, entre varias ofertas de educación superior, optan por estudiar para ser pastores. Pero en Chile es distinto, en Chile hay pastores que dejan sus buenos trabajos en la ciudad para trasladarse a ciudades del norte y del sur a formar iglesias, partiendo de cero. Muchos pastores evangélicos, al principio de sus ministerios, tuvieron que mantener a sus familias, reparando zapatos, vendiendo pescados, vendiendo pan amasado, trabajando de jornaleros en la construcción. ¿Porque están dispuestos a tales sacrificios?, ¿porque fueron llamados por el Señor, y con dolor! Entonces, los pastores evangélicos chilenos, no callarán, saldrán a las calles a predicar contra el pecado, y ningún un pelotón, los podrá amedrentar. Los pastores evangélicos chilenos no conocen al Dios de la teología que se enseña en los Seminarios, conocen a un Dios que es fuego consumidor. Los pastores evangélicos chilenos, en un ambiente como el canadiense, estarían todos presos.