La mochila del visitante
Denuncia a los políticos abortistas

 

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Para ganar esta guerra cultural que hemos peleado contra el marxismo gramsciano progresista, hemos llamado vehementemente a tomar conciencia del peligro que se cierne sobre la libertad religiosa, y consecuentemente a votar por los candidatos que adhieran a los valores cristianos que sustentamos. Este llamado lo hemos dirigido primeramente al pueblo evangélico, pero también lo hemos dirigido a los “católicos de corazón.” Sabemos que hay católicos de corazón que sufren el discurso y las acciones anticristianas de los líderes del gobierno de Bachelet, de la Nueva Mayoría y del Frente Amplio, y que quieren enfrentarse a ellos y derrotarlos, y que gracias a ellos, a los católicos de corazón, logramos sacar y dejar a fuera a la izquierda atea del palacio de La Moneda,  e  impedir que sigan gobernando. Siguiendo en esta cruzada contra progresismo anticristiano, hago nuevamente el llamado, pero está vez, dirigiéndome a la persona, que debe ser por antonomasia, el primer católico de corazón en todo el mundo, y me refiero al Papa Francisco. No es chileno, pero estará en nuestro país, durante cuatro días, del 15 al 18 de enero.


Ahora bien, se que el Papa Francisco viene a Chile con una mochila llena de encargos. Evo Morales le encargó que pidiera mar para Bolivia, las organizaciones de derechos humanos le pidieron que no haga misas en ciertos lugares, el cura díscolo de la jerarquía episcopal le está pidiendo que se reúna con las víctimas de Karadima. Otros le están pidiendo que  interceda por los migrantes indocumentados, que fomente las comunidades eclesiales de base ya que quedan muy pocas en el país, le piden fervientemente que democratice la designación de los obispos y párrocos, es decir, que consulte a la gente,  antes de nombrar al obispo Barros en Osorno, que suba el nivel académico de los Seminarios para que los sacerdotes sepan explicar que significa ser cristianos. En lo personal, aprovecho su visita al país, y me dirijo a él, reconociéndolo como al primer “católico de corazón” para pedirle que, use y promueva el uso del instrumento de la excomunión, contra aquellos políticos que se definen como católicos, y que pertenecen a la Democracia Cristiana, pero que apoyan el aborto,  y presentan proyectos para legalizar el matrimonio homosexual.


La aplicación del instrumento de la excomunión, no puede verse como una acción de castigo, sino como un acto de misericordia,  para lograr la reconversión del político católico.  “Un documento del año 2002 emitido del entonces cardenal Ratzinger, como Prefecto de la Doctrina de la Fe, insiste en que los legisladores, como todos los católicos, “tienen la precisa obligación de oponerse a toda ley que atente contra la vida humana”, y especifica más: “No pueden participar en campañas de opinión a favor de semejantes leyes, y a ninguno de ellos les está permitido apoyarlas con el propio voto”. La única excepción sería que apoyasen una ley mala como única forma de evitar otra peor de inminente o casi segura aprobación, que no es el caso de España. Más aún: en el año 2004 el cardenal Ratzinger insistió en el tema con otro documento aún más claro. El texto dice que a “un político católico” cuya “cooperación formal se hace manifiesta”, mediante “campaña consistente y voto por leyes permisivas de aborto y eutanasia” no se le puede dejar comulgar “hasta que acabe con su situación objetiva de pecado”.  (Santiago Martín, asesor del Pontificio Consejo para la Familia, 2009)


Basado en esta normativa eclesiástica, el Papa Francisco debería pedir a las autoridades de la Iglesia Católica chilena, que examinen sin temor,  el caso de la senadora y excandidata presidencial señora Carolina Goic,  que firmó un documento a favor de la vida, y que después apoyó el proyecto del gobierno y votó a favor de la legalización del aborto en tres causales. Asimismo se examine el caso de los diputados democratacristianos Matías Walker, Aldo Cornejo, Victor Torres, Roberto león y Gabriel Silber quienes el 10 de diciembre del año 2014 presentaron un proyecto de ley para legalizar el matrimonio homosexual. Ahora, yendo más allá de la anticanónica e incoherente conducta de los políticos que se declaran católicos y proponen leyes anticristianas, está la situación del Partido que los cobija. La Democracia Cristiana chilena que nació como una fuerza de acción política inspirada en la doctrina social de la Iglesia Católica, ha devenido en una organización de izquierda, que promueve la moral progresista, y que por lo tanto usa fraudulentamente el nombre de cristiana, aunque entiendo, que el Papa Francisco no puede decir ni hacer nada, en contra de este engaño.