“Guerra de Ucrania” Geopolítica, religión y teología
La primera víctima de la guerra es la verdad 

 

Imagen1022
 
 

La televisión y la prensa están saturando sus publicaciones con la guerra de Ucrania, tanto que en pocos días han logrado apasionar a la opinión pública con las víctimas ucranianas, insuflar un odio visceral contra Putin y el ejército ruso, y subliminalmente alinearla con la OTAN, los europeos y Joe Biden, pero, a pesar de lo hipnotizado del escenario mediático, no podemos soslayar, no podemos olvidar de un día para otro, que en esta etapa de las comunicaciones mundanas, existen las fake news, las verdades alternativas, los falsos positivos, y sobre todo, hay que tener presente esa máxima que ya tiene cien años, y que nos recuerda que “la primera víctima de la guerra es la verdad” y esa otra, las superlativas palabras de Jesucristo: “y conocerán la verdad y la verdad les hará libres”. Hay en la guerra de Ucrania, tres verdades que debemos asimilar, una geopolítica, una religiosa y la otra teológica.

Desde el desmembramiento de las quince Repúblicas Socialistas Soviéticas en el año 1990, la más grande y poderosa, la Federación de Rusia, advirtió, que jamás toleraría la instalación de tropas de la OTAN en sus fronteras, línea roja, como se llama en la terminología geopolítica, que la Organización del Atlántico Norte como Ucrania conocieron, reconocieron y aceptaron. La OTAN comprometió en los años 90 la siguiente declaración: “Ni un centímetro hacia el este…” Pero, la OTAN no ha cumplido con su palabra, se ha extendido, y en los últimos años han estado diciendo que “Ucrania también estará en la OTAN” lo que implica, tropas y armamento en las fronteras. Rusia ha recordado el Pacto a la OTAN y a Ucrania, pero, lo han desoído, lo han ninguneado y también han negado la existencia del acuerdo. Bueno, el Presidente Putin está haciendo lo que debe hacer, exigirle a Ucrania, el compromiso con la neutralidad, que en el fondo es una garantía para la paz.

El componente religioso, lo acaba de revelar el Jefe del espionaje británico, don Richard Moore, jefe del M16 ha dicho: “Los derechos LGBT+ son los que nos distinguen de Putin, estos son los valores y libertades que hemos ganados con esfuerzo. Con la tragedia y la destrucción que se desarrollan de manera tan angustiosa en Ucrania, debemos recordar que de los valores y las libertades ganadas con tanto esfuerzo y que nos distinguen de Putin, ninguno más importante que los derechos LGBT”. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen acaba de confirmarlo, al decir que los ucranianos comparten nuestros valores y principios. La Unión Europea hace tiempo que desechó los valores cristianos, tanto es así que llamarla postcristiana tampoco corresponde a la realidad religiosa del continente, peor aún, por las acciones que suceden a diario en sus países, hay que reconocer que Europa es ahora anticristiana. Efectivamente, como lo aclara don Richard, la UE ha deificado la homosexualidad, y todas las disidencias sexuales, persigue a todos aquellos que la critican. El caso más potente lo evidencia, el juicio contra la exprimera ministra de Finlandia, senadora Paivi Rasanen.

Tiene razón el Jefe del Servicio Secreto de Inteligencia del Reino Unido, el Presidente Putin hace todo lo contrario, Putin es un cristiano, comprometido con la Iglesia, que exhorta permanentemente a su pueblo a profundizar los valores cristianos en el país, y por su teología ortodoxa, se opone a la homosexualidad, a las disidencias sexuales, al ateísmo, a los derechos sexuales y reproductivos y acaba de convocar a la nación y ganar ampliamente un plebiscito, que incluye en la Constitución Rusa la existencia de Dios y que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y cuenta con una ley en su país, desde hace tiempo, que prohíbe la propaganda homosexual. Hace dos meses atrás, en el discurso de Navidad, Putin ha reconocido la importancia del cristianismo en el país, diciendo que: “Una de las principales y más queridas celebraciones cristianas, la Navidad, tiene un sentido moral especial. Al unir a la gente en torno a altos ideales y valores espirituales, colma los corazones de alegría y claras esperanzas, e inspira a nuevas acciones”.