Votamos por Kast, es el Presidente que Chile requiere

Cuando miro a la candidata de la izquierda veo el “rostro del Apruebo”, cuando leo el programa de gobierno de la izquierda veo el “mamarracho” y cuando recuerdo, veo flamear el “trapo sucio” ya sus artistas usando la bandera chilena de estropajo y trapero, veo arder las estaciones del metro y las iglesias, y no puedo olvidar al camión que descargaba piedras para los delincuentes encaramados en el memorial del General Baquedano, ubicado en la “plaza” dignidad”, que eran los protagonistas del “estallido”, los “héroes y valientes” del “Chile que despertó”, los nuevos “padres de la patria” de un “Chile refundado”, que pasaría a la historia como “la tumba del neocapitalismo”.

Por eso, cuando hicimos un servicio de acción de gracias a Dios por el triunfo del Rechazo del domingo 4 de septiembre del año 2022, alzamos la voz y gritamos “Cristo lo hizo”, porque nuevamente Dios salvaba a nuestro país de caer en “las garras del marxismo que es la fuerza satánica de las tinieblas en su máxima expresión” como declararon nuestros líderes evangélicos el viernes 13 de diciembre del año 1974. Con el triunfo del Rechazo nuestro país recuperó su conexión con la visión republicana del libertador Bernardo O'Higgins, su trazabilidad con la historia de Chile y sobre todo con su “destino manifiesto” establecido con la profecía de Umaña Salinas.

A principios del siglo XIX, O'Higgins soñó y peleó para hacer de Chile un país libre de la férula española, y abierto a la economía y cultura de Inglaterra y los Estados Unidos, y a principios del siglo XX, Umaña Salinas profetizó un Chile cristiano, y ambas visiones, aunque ahora excluida la cultura inglesa, constituyen el “destino manifiesto” de Chile, un país desarrollado, aliado con la potencia norteamericana en materia económica, religiosa, relaciones internacionales y defensa de los valores de la libertad. José Antonio Kast es el Presidente que requiere la Nación para avanzar hacia su destino manifiesto, y su programa de gobierno es el que requiere la Patria para recuperar el crecimiento y la seguridad.

José Antonio Kast puede replicar la política religiosa de su colega norteamericano estableciendo en la Moneda la Oficina de Fe, salvaguardando en la administración pública la protección a la objeción de conciencia y asegurando en el país la libertad religiosa, con acciones específicas para combatir el antisemitismo, aumentando la participación de las organizaciones religiosas en los programas públicos. Los Asuntos Religiosos en el país no pueden seguir siendo atendidos por una Oficina, deben estar coordinados por una Subsecretaría de Culto, las clases de religión deben ser calificadas e incidir en la promoción, y las capellanías deben ser parte integral de las estructuras administrativas del Estado.