A 100 años: Pentecostalismo en Chile
16 años de persecución y 50 años de desprecios.
Este año 2025, exactamente el 30 de agosto, se cumplen 100 años que el pueblo chileno aprobó la Constitución de 1925, y que el pueblo evangélico recibió la gracia, pero también la responsabilidad de la libertad religiosa. El pentecostalismo chileno es la mayor expresión religiosa nacional después del catolicismo, las estadísticas oficiales informan que dos de cada 10 chilenos son evangélicos, y que en cifras cuantitativas corresponden a cuatro millones de personas, mayores de 15 años.
El evangelicalismo junto al protestantismo, son hoy en día una fiesta nacional chilena, que se celebra todos los años el día 31 de octubre, “Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes de Chile”, desde hace diecisiete años. Pero, el evangelicalismo o pentecostalismo tiene más de 100 años, y, la pregunta es, porque celebrar los 100 años de la Constitución de 1925, si el pentecostalismo nació con el avivamiento de 1909, es decir, es mayor en 16 años.
Bueno, para responder y explicar esta celebración, es que se ha convocado a este Seminario, el primero de cinco que se realizarán en la quinta región, hoy lunes 16 aquí en el edificio de la Delegación Presidencial, el viernes 20 en el templo de la Iglesia Visión de Cristo en Quintero, el miércoles 16 de julio en el Templo de la Gracia en La Calera, el viernes 8 en el Salón de Honor de la I. Municipalidad de Los Andes, para concluir el viernes 29 de agosto en el Salón de la Biblioteca del Congreso Nacional.
Pentecostalismo
El avivamiento pentecostal comienza el viernes 15 de enero de 1909, cuando el pastor Willis Collins Hoover junto a cinco hermanos de la Iglesia Metodista de Valparaíso a las cinco de la tarde se juntan para orar y pedir el bautismo del Espíritu Santo, petición que comenzó a ser respondida rápidamente por el bendito Señor, y que fue creciendo en presencia y poder de Dios, durante todo el año 1909.
El pastor Hoover cuenta en su libro que las manifestaciones se sucedieron unas tras otras, en la vigilia del 20 de febrero, en la reunión del domingo 11 de abril, el martes 29 de junio, la vigilia del 3 de julio. Hoover señala que ya en agosto (20) la asistencia bordeaba las 800 personas y que en las reuniones los hermanos ya no caían al suelo, sino que recorrían el templo hablando en lenguas y poniendo manos sobre los enfermos, relatando visiones y reprendiendo al diablo.
Un par de días después, en la reunión del jueves 19 de agosto, una señorita de la Iglesia entregó la siguiente profecía: “El Señor dice que está pronto a visitarles con la promesa”. Uno de esos días, una mujer profetizó que veía la iglesia ardiendo en fuego.
Y, ya en el mes de septiembre el avivamiento estaba desatado sobre la iglesia, Hoover habla de manifestaciones extraordinarias, risas, lloros, gritos, cantos, visiones, éxtasis, caídas, traslados al cielo, al paraíso, a campos hermosos, veían ángeles andando en el templo, pero la mayor de todas las manifestaciones eran las lenguas extrañas.
Y, también algunos de la iglesia vieron al diablo que miraba desde afuera.
Constitucionalismo
Hoover dice en su libro, “en el desarrollo de las cosas, cuando el Espíritu Santo había caído con poder, las personas bautizadas, niños o niñas, hombres o mujeres, se sentían impulsados a salir a la calle a gritar “Gloria a Dios” y a pregonar a toda voz con el solo fin de llamar al arrepentimiento, para hacerles saber que la sublime experiencia del bautismo en el Espíritu Santo era un privilegio que estaba al alcance de toda persona, tal como en los días de los apóstoles.”
A todo esto, el avivamiento en la iglesia ya era notorio en toda la ciudad y llegaban los periodistas a investigar los hechos, a estas alturas, catalogados por algunos medios públicos como escandalosos, pero sobre todo a verificar para denunciar los delitos flagrantes que se estaban cometiendo, contra las ordenanzas, contra la ley y sobre todo contra la Constitución.
La cuarta de las leyes laicas vigentes y las ordenanzas consecuentes, promulgada por el gobierno del Presidente José Joaquín Pérez, el 27 de julio de 1865 establecía que los extranjeros no católicos, podían celebrar los ritos de su religión en el interior de sus casas y construir sus templos, tapados con una pandereta para que no se vieran desde la calle, y sin campanario, y que, en las reuniones, el canto congregacional tenía que ser en “voz baja, de modo que la gente que pasara por allí, no lo sintiera”.
Pero, fue en el nombre de la Constitución Política, que la persecución odiosa y furiosa se desató contra los pentecostales, representada por la Policía Fiscal, por el ejército de Chile y la sociedad chilena. La ley permitía a los no católicos hacer reuniones, pero en el interior de sus casas y de sus templos, pero la ordenanza municipal de Valparaíso obligaba a cantar bajito, pero, gritar Gloria a Dios y predicar en la calle estaba terminantemente prohibida, por la Constitución y la ley.
Y, sucedía, que apenas uno o varios hermanos salían del templo ubicado desde la calle El Olivar (Ahora Simón Bolívar) a glorificar a Dios o predicar en la vereda, eran detenidos con insultos y empujones por la Policía Fiscal y trasladados al Cuartel, donde eran puesto en el calabozo y multados, sin embargo, a pesar de estas detenciones y multas, los pentecostales desafiando a las autoridades empezaron a predicar regularmente en las calles a del año 1912.
Pero, quienes se encargaban con saña, de aplicar el Artículo Quinto de la Constitución, que afirmaba que la religión oficial en Chile era la Católica, Apostólica y Romana eran los soldados a cargo de sargentos del ejército, quienes más allá de defender la Constitución, veían también en las tres glorias a Dios y la predicación evangélica callejera, como una traición a la institución, dado el profundo compromiso que ellos tenían con la Virgen del Carmen, proclamada generala desde las batallas por la independencia de Chile. Los pentecostales que las sufrieron, las recordaron con dolor hasta el mismo día de sus fallecimientos.
Y, el recuerdo destacado, es el comportamiento social, ya que la gente en esos días respetaba la constitución y como amaban profundamente a la religión católica, hicieron lo suyo para atacar a los pentecostales, dejando caer sobre ellos escupitajos, maceteros y arrojándoles orina cuando se paraban a gritar tres glorias a Dios y predicar en sus veredas, afuera de sus edificios. En esos días, el mote de canuto era secundario, “hereje” era el epíteto que les propinaban con desprecio.
Y, así los pentecostales, sufrieron durante 16 años una severa y cruel persecución policiaca y de parte de militares díscolos, descolgados de sus jefaturas, ya que el domingo 30 de agosto del año 1925 con el 93% a favor, fue aprobada una nueva Constitución Política que consagraba la libertad religiosa para los pentecostales, que les garantizaba "la manifestación pública de todas las creencias y el ejercicio libre de todos los cultos". Se puede decir, que el 18 de septiembre de 1925 fecha en que empezó a regir, se constitucionalizaron "las tres glorias a Dios y la predicación callejera" en todo el territorio nacional.
En cuanto al desprecio social hacia los evangélicos, este se mantuvo iracundo por varias décadas.
El ninguneo gubernamental hacía los evangélicos se extendió hasta diciembre del año 1974.
Es importante aclarar que en el año 1925, votaron a favor de la libertad religiosa en la Constitución solo el 43,03 %, ya que se abstuvieron el 54,63% del padrón electoral, también que los votantes solo eran hombres, puesto que las mujeres recién pudieron votar en las elecciones municipales diez años después, en el año 1934.