Partido Cristiano Ciudadano “está experimentando una crisis de conspiración”
Una FODA puede ser útil,  si existe el ánimo de superarse

 

noticia657

 

 

Con la Declaración Pública que hicieran el sábado 6 de agosto del año 2015 los obispos evangélicos de Chile, cuando declararon su rechazo a la agenda valórica y la promoción de candidatos evangélicos a las elecciones populares, empezó un acelerado proceso de involucramiento y organización que ha generado a la fecha la conformación de tres Partidos Políticos de inspiración evangélica,  oficialmente inscritos y reconocidos “en formación”. Estos tres Partidos fueron aceptados por el Servel en el mes de junio del presente año y conforme a la ley, tienen siete meses para incorporar los militantes exigidos, que tienen que sumar unos doce mil para cada uno. Estos Partidos son “Nuevo Tiempo” en el norte del país, y los Partidos “Unidos en la Fe” y “Partido Cristiano Ciudadano” ambos de la zona central del país. El líder de un cuarto proyecto de Partido denominado “Unidad Cristiana Nacional” el abogado Edgardo Sepúlveda, decidió sabiamente postergar la inscripción en el Servel, porque el tiempo no sería suficiente para completar la formalización ante el Servel.

 

Todo este ejemplar y bienintencionado proceso de integración evangélica a la política contingente, ha empezado a quebrarse,  y probablemente desencadene fuertes discusiones en la hermandad, y de descubrirse por el “mundo”,  sea tratado como un escándalo de división, ¿de qué se trata?  En un mensaje reciente Abraham Larrondo presidente del Partido Cristiano Ciudadano, acaba de informar que el Partido, “está experimentando una crisis de conspiración”. Y para entender la naturaleza de esta revelación, buscamos el significado de los vocablos usados. Crisis: Situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso. Conspiración: Acuerdo secreto entre varias personas con el fin de deponer al poder establecido, o sea, destinado al derrocamiento de un gobierno o cualquier otro tipo de poder. En su mensaje Larrondo acusa a diez o doce altos directivos de la colectividad, de pretender  removerlo a él, y de tomar el control del Partido. En el mensaje, Larrondo no ha economizado adjetivos, para descalificar al hermano Alfredo Quezada, como el cerebro de la conspiración.


En lo personal, esta situación devela la falta de cultura política en el primer liderazgo del Partido Cristiano Ciudadano. Lo primero qué se debe entender,  es que formar un Partido no es igual a formar una iglesia, y dirigir un Partido no es lo mismo que dirigir una iglesia. En una iglesia evangélica local escasea la democracia, prácticamente ya no hay iglesias locales con gobiernos congregacionales, y hay muy pocas con gobiernos presbiterianos, la inmensa mayoría de las iglesias locales tienen un gobierno episcopal y en algunas el gobierno es derechamente monárquico, y esto está bien, si se quiere reproducir el gobierno eclesiástico neotestamentario. Pero en la formación y conducción  de un Partido Político, aunque sea de inspiración evangélica, tiene que primar, prevalecer y predominar la democracia, y las relaciones tienen que darse en un nivel horizontal, donde todos son iguales y valen lo mismo. Las decisiones tienen que tomarse colectivamente, es decir, el Presidente del Partido no puede decidir por sí solo, tiene que conversar, consensuar las decisiones con toda la directiva.

 

La segunda falencia que denota esta situación partidaria, es la inexistencia y/o carencia de un compromiso con el proyecto político del Partido. Los Partidos políticos surgen y existen para desarrollar un proyecto societario. Si una persona desea ser Presidente de Chile está muy bien, es un deseo legítimo y aceptado constitucionalmente, simplemente tiene que reunir 33.500 firmas de ciudadanos que lo respalden. Los Partidos Políticos no se fundan, y no existen para servir a los intereses presidenciales de un líder, por más grande que sea el deseo que tenga, por mayor que sea la vocación que declare, por más nutrido que sea el Currículum vitae que exhiba, por más puntos que le otorguen las encuestas, y aún, por más profecías que se entreguen. Chile no es un reino, es una República. Por ahora,  el Partido Cristiano Ciudadano debería concentrarse en reunir las 12,500 firmas que requiere para formalizarse, y tomar esta crisis como una oportunidad,  para internalizar y socializar el proyecto político, es decir, para superarse, no pensando en la próxima elección, sino en la próxima generación. 

 

En este caso, se estima que el concepto “conspiración”  es desmesurado, lo vemos como propio de una mentalidad eclesiástica, en un Partido Político no puede haberla, porque hay una institucionalidad que es imposible esquivar. Esta no es una “conspiración”,  se trata simplemente de evangélicos que ingresaron a un Partido Político, con el afán de contribuir a la promoción de los valores cristianos en el país, y que una vez dentro empezaron a ser tratados, no como militantes, no como  ciudadanos, sino como ovejas. A estas alturas, se sabe que ellos renunciaron formalmente al Partido Cristiano Ciudadano, pero no para sentarse frente al televisor en sus casas viendo como se destruyen las bases morales de la nación, sino que partieron de inmediato con la creación de la Fundación Genera que se ocupará en la construcción de propuestas que serán presentadas a la autoridad para la formulación de políticas públicas. Celebro la creación de Genera, con estas acción, compruebo que estos evangélicos tienen vocación de servicio público.

 

Y para los sociólogos, los periodistas, los historiadores y el públicos en general, que se interese por conocer los detalles de este conflicto político, pueden leer el Comunicado emitido por los líderes renunciados haciendo clic aquí , y la Declaración Pública del PCC haciendo clic aquí