La sustitución ayuda, el indulto resuelve

"En algún minuto habrá que debatir sobre un indulto general en casos de DDHH" dice la subsecretaria de DDHH

 

 

A partir de las declaraciones de la exdirectora del INDH hoy subsecretaria de Derechos Humanos, que “en algún minuto hay que debatir sobre un indulto general de casos de DDHH” y de las expresiones del señor ministro de Justicia, en cuanto a que: “Los derechos humanos son válidos para todos, y que el país debería avanzar hacia una solución para permitir que los criminales de lesa humanidad graves vayan a morir a sus casas, y que hay que tener un mínimo de humanidad y compasión, ya que por muy delincuentes que sean, también son seres humanos” se está empezando a generar en nuestra sociedad un sentimiento favorable hacia la propuesta y hacia la solicitud, para que los militares presos y que tengan enfermedades graves, invalidantes, complejas, sigan cumpliendo las penas en sus casas, atendidos por sus familiares o en una institución sanitaria atendidos por profesionales, y salgan de esa manera de las cárceles, donde son atendidos por gendarmes que no están preparados para tratar el alzhéimer, ni para cambiar pañales.

 

Apoyamos la solicitud del señor ministro, porque nosotros los evangélicos más que todos, somos gente compasiva, con los presos, con los enfermos, con los drogadictos, con los alcohólicos, con los corruptos, con los mentirosos y con todos los descarriados. Y a nosotros los evangélicos no nos falta el coraje para decir, que los militares presos, que a la fecha de ocurrencia de los hechos eran muy jóvenes, con grados jerárquicos muy inferiores, hicieron lo que hicieron siguiendo órdenes superiores, ya que no tenían ninguna opción más que obedecer, aunque en sus conciencias no estuvieran de acuerdo. Incluso llegamos a creer que muchos de estos jóvenes oficiales fueron más allá de las órdenes, con el afán de agradar a sus superiores, cuestión que se da al interior de todas las organizaciones. El mismo coraje también nos impulsa a expresar, que jamás hemos compartido el espíritu odioso que vemos detrás de las declaraciones que hacen  las agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos y de sus abogados.


También compartimos la presentación de la subsecretaria Lorena Fries, conducente a la otorgación de un indulto general para los casos de derechos humanos, es decir, ir más allá de la sustitución que se está proponiendo hoy, en el sentido de cambiar la cárcel por la casa. Apoyamos la moción de un indulto general, porque la sustitución conlleva ampliar la pena a toda una familia y a toda  una comunidad. ¿Qué pasará en caso de una  emergencia nocturna, cuando haya que trasladar urgente al preso a un recinto asistencial?  ¿La familia tendrá llamar a gendarmería, el carro celular tendrá que entrar al condominio, los gendarmes tendrán que subir al vigésimo piso del edificio con una camilla, acompañados por carabineros y los periodistas que se enteren para trasmitir en vivo por la televisión, si el preso es famoso? ¿Por qué someter a una comunidad habitacional, un condominio que funciona en un edificio de departamentos,  a transformarse en el escenario de una operación policial y periodística? O,  ¿se obligará a las familias de  los presos a comprar o arrendar casas en sectores más expeditos?

 

Un indulto general como lo propone la subsecretaria Fries, es lo que se necesita para arrancar esta lanza del cuerpo social. Con un acto de esta naturaleza, no tendrán los tribunales que estar dictando sustituciones cada cierto tiempo, en la medida que los presos se vallan enfermando. Se estima que pasado más cuarenta años de la ocurrencia de estos hechos, la sociedad chilena merece ser privilegiada con el paso a otra etapa, a una que tenga que ver con el futuro. El acto de un Indulto General debería incluir una indemnización para todas las familias que acrediten fehacientemente una pérdida, como sucede por ejemplo con las tragedias aéreas. Todos hemos perdido seres queridos más de una vez, pero han sido sanadas nuestras heridas con el paso de los años. En el caso de los victimarios, puede que algunos no hayan expresado arrepentimiento, pero es seguro, después de todo por lo que han pasado ellos y sus familias, que están muy arrepentidos de haber vivido esas experiencias, sobretodo porque nadie les ha reconocido merito alguno.