El consejo de un centro de estudios evangélicos
Una reforma educacional que entregue educación superior gratuita
es la clave para alcanzar un país más justo
No es solo es el retroceso de la economía, lo que obstaculiza la ejecución de los planes del gobierno, es también la inmensa desaprobación que sufre por parte de la gente. El gobierno, con la exigua aprobación que tiene, no puede pretender refundar el país. Sin embargo, este gobierno puede pasar a la historia, si se ocupa en una sola reforma, que le interesa a toda la gente, y que en si misma lleva la virtud para engendrar todas las demás reformas que pretende. Me refiero a la reforma educacional, y específicamente a conceder lo que necesita, pide y requiere toda la gente, la gratuidad universal de la educación superior.
Nuestro país tiene una buena educación, y el sistema educacional chileno urge a las unidades educativas a vivir mejorando su servicio. Así que el gobierno, no pierda el tiempo y gaste los recursos en la estatización, en la desmunicipalización, en la homogenización, en la construcción. Ocúpese el gobierno en financiar la educación superior, en promover la educación superior, en facilitar la incorporación a la educación superior y en entregar educación superior gratuita para todos. La educación superior es el mayor gasto de una familia, cuesta más que la salud, cuesta más que la casa.
Cuando la mayoría de los chilenos hayan cursado la educación superior, harán rápidamente todas las reformas necesarias para tener el mejor país del mundo; un país más justo, más equitativo, más democrático, lleno de oportunidades y de sólidos valores, porque la educación superior amplía la visión, refina los pensamientos, ensancha la mente, eleva el alma, fortalece el cuerpo, y el ser humano supera la pobreza. Con la educación superior, se cumple el propósito divino, de levantar al hombre del muladar. Con la educación superior gratuita, nuestros jóvenes y señoritas de la iglesia, podrán ser ingenieros, médicos, abogados, científicos y economistas.
Señora Presidenta de la República, ministros de Estado, presidentes de partidos, diputados y senadores de la Nueva Mayoría, golpeen de frente a la pobreza, destruyan el gen del subdesarrollo, atiendan al clamor de la familia, extiendan su diestra a la juventud chilena y enciendan el futuro a la niñez, y a partir del año 2016, abran las puertas de las universidades chilenas, para que sin costo alguno, sin tener nada que pagar, sin que nadie tenga que endeudarse, sin que nadie entregue cheques a fecha, sin que nadie ponga en peligro su casa, todos puedan ingresar a estudiar una carrera en la educación superior.