¿El Estado Laico quiere escoger al Representante de los Evangélicos?
Muchos pastores evangélicos están inquietos por las contradictorias informaciones que circulan, relacionadas con la designación del nuevo Representante Evangélico. Todos entendíamos que el obispo Hedito Espinoza, designado en septiembre del año pasado, cumpliría el rol por el periodo de un año, pero fuimos avisados que el obispo Emiliano Soto estaba pidiendo asumir el cargo, y por los cuatro años del gobierno de la señora Bachelet, solicitud que no fue atendida por los dirigentes de las agrupaciones pastorales, porque se trata de un cargo de duración anual, que rota entre los distintos líderes de estas agrupaciones. Pasados unos días, se nos informó, que ante la falta de acuerdo del liderazgo evangélico para designar al Representante, el gobierno había tomado la decisión de reconocer al obispo Soto como el Representante de los Evangélicos, y por los cuatro años de la Presidenta. No es que el cargo de Representante Evangélico les quite el sueño a los pastores, lo que cuestionan es que sea el gobierno el que decida, y más aún, que escoja al rechazado obispo Soto. Dejando de lado la cuestión de la persona, para reflexionar en el contexto de la situación, pido la palabra para hacer la siguiente pregunta: ¿El Estado Laico quiere nombrar al Represente de los Evangélicos?
La necesidad de que exista un Representante, surge por la multiplicidad de organizaciones evangélicas y pastorales, existentes a lo largo y ancho del país. Si tomamos en cuenta que hay en el país 346 comunas, y que por comuna hay al menos dos agrupaciones y en algunas hasta tres, un Consejo de Pastores, un Concilio de Pastores y una Unidad Pastoral, hay casi 1000 asociaciones de pastores en el país. El gobierno insiste en que haya un Representante, porque siempre trató solo con la Iglesia Católica, que es representada por una persona. Hasta el momento, las agrupaciones pastorales evangélicas se habían puesto de acuerdo para satisfacer el requerimiento gubernamental, y los obispos Eduardo Duran, Jorge Méndez, Jorge Muñoz y Hédito Espinoza, entre otros, habían cumplido bien la función, ya que nunca, públicamente al menos, alguien objetó a la persona designada. Lamentablemente no sucede así con el obispo preferido del gobierno, si es que la información acerca de su designación es veraz, puesto que son muchos los pastores y las organizaciones que se han manifestado en su contra. Si el gobierno realmente cree y aspira sinceramente a fortalecer la laicidad del Estado, no debería involucrarse en esta situación, debería esperar que las agrupaciones pastorales escojan a su Representante.
En todo caso, el gobierno debe saber, estar conciente que su relación con los evangélicos será una pesadilla, peor que la que tuvo el gobierno de Piñera con los estudiantes. Los evangélicos, conocen el Programa del Gobierno y rechazan la filosofía progresista en que se funda, concretamente, se opondrán y confrontarán agudamente el intento de legalizar el aborto, el matrimonio homosexual, y todas aquellas otras iniciativas del Programa, que sean contrarias a la Biblia, que es la Regla Infalible de Fe y Conducta para el Cristiano Pentecostal. Ahora, el que designen las agrupaciones pastorales como Representante Evangélico, deberá asumir la agenda valórica evangélica e ir a la vanguardia de su promoción y defensa, ya que de no ser así, será rápidamente sobrepasado por miles, miles y miles de indignados evangélicos chilenos, cuya pasión por la ley de Cristo, no la calmará ni la construcción de un Coliseo lleno de leones hambrientos. Deje el gobierno a los pastores elegir al Representante Evangélico, ¿Cómo quitarle a ellos elegir, lo que acaba de darles a los chilenos que viven en el extranjero? Ahora, si ve que no avanzan en la elección, sugiérales resolver el asunto democráticamente, que postulen un par de candidatos al cargo, y que los pastores voten. Sería un ejercicio muy productivo ver que obispo defiende mejor los valores cristianos.
En todo caso, la buena voluntad, la camaradería, la cortesía, aconseja que el Representante Evangélico sea un obispo o pastor empático para las autoridades políticas de turno, sería un acto inamistoso designar a un declarado opositor al gobierno. En este sentido, el obispo en cuestión, vendría a ser la persona indicada, porque son evidentes sus sentimientos bacheletistas. Es lamentable que tenga tantos detractores en el país, su eventual designación por el gobierno, sería como una bofetada en el rostro para muchos pastores, ¿está el gobierno disponible para sumar oposición, más allá de toda la que ya tiene contra su rechazada agenda valórica? A mi en lo personal, no me desagradaría su designación, ya que coincido con él en el aprecio por el pueblo judío y el Estado de Israel, ya que estoy seguro que usará la influencia del cargo, para promover en el gobierno, la suscripción de un Tratado de Libre Comercio con Israel. Como una última reflexión, interesado en destrabar el impasse, me agradaría más, que la Representación Evangélica fuera servida, por los tres obispos que lideran las agrupaciones pastorales más importantes del país, el obispo Eduardo Durán por la CONIEV, el obispo Jorge Méndez por el CONSEJO de Obispos, y el obispo Emiliano Soto, por la MESA ampliada.