Ricardo Jacob Israel
De los nueve, el único que coincide con los valores cristianos

Siete de ellos son contrarios y la octava, elude, esquiva y tarda en aclarar su posición

 

 

Estábamos muy inquietos, los días están pasando muy rápido y las elecciones del domingo 17 de noviembre están a la vuelta de la esquina. El domingo 17 de noviembre, no solo votaremos por consejeros regionales, diputados, senadores y Presidente de la República, ese domingo puede marcar el fin del fundamento de nuestra cultura cristiana, el fin de la tradición histórica más relevante de nuestra idiosincrasia chilena, ese día puede morir del alma nacional. Ese día puede empezar la demolición de la institución fundamental de la República de Chile, la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer.

 

De los nueve aspirantes a la presidencia de la República, siete prometen legalizar el matrimonio homosexual, una octava candidata juega a las escondidas, elude, esquiva y tarda en pronunciarse categóricamente sobre el tema, solo hay un candidato que lo afirma rotundamente, y desde La Moneda promete proteger y promover el matrimonio entre un hombre y una mujer, más aún, en su programa de gobierno incluye la creación del Ministerio de la Familia, este es Ricardo Jacob Israel, un sincero creyente en las doctrinas fundamentales del judaísmo, mismo donde nacen y se nutren las raíces del cristianismo evangélico, que profesamos.

 

El documento programático denominado Pacto por Chile, capítulo II Propuestas Programáticas del PRI, en el desafío número 5, dice: "Protección y promoción de la familia, el matrimonio y los adultos mayores. Crear el ministerio de la familia. Familia y matrimonio: En el PRI valoramos la existencia de las formas más variadas de familia y cualquiera sea esta debe ser promovida y protegida por el Estado y la sociedad. Sin embargo, respecto del matrimonio afirmamos que este es que se produce entre un hombre y una mujer. Por eso apoyamos que aquellas uniones que libremente quieran tener una institucionalidad jurídica y social se puedan realizar mediante los acuerdos de Vida en Común (APV) que se discuten actualmente en el Parlamento".

 

Con la legalización del matrimonio homosexual no se está otorgando un beneficio a una minoría, o agrupación de personas, con el matrimonio homosexual se está afectando y dañando a toda la sociedad chilena para siempre, y ello puede significar el fin de nuestra existencia como país. Explicaré claramente lo que estoy diciendo, y ruego a mi Dios, ilumine a los ocho candidatos para que cambien su propuesta.

 

Primero: El matrimonio está definido en el artículo 102 del Código Penal chileno: “El matrimonio civil es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente”. Los candidatos prometen eliminar los siguientes conceptos “hombre y una mujer” y “de procrear”. Con estos cambios la definición de matrimonio quedaría así: “El matrimonio civil es un contrato solemne por el cual dos personas se unen actual e indisolublemente por toda la vida, con el fin de vivir juntas y de auxiliarse mutuamente”.

 

Segundo: Una vez hecho este cambio, esta redefinición del matrimonio pasa a ser la verdad oficial en el país, y como tal se impregna en toda la institucionalidad chilena, especialmente se introduce en el currículum escolar, lo que significa que en las escuelas, colegios y liceos del país, se empieza a enseñar a los niños y jóvenes, que el matrimonio, el amor y las relaciones sexuales pueden ser entre mujeres, entre hombres, entre hombre y mujer, que no importa con quien sea, que todo es legal, que todo está bien., porque así lo establece la ley. ¿Qué haremos para librar a nuestros hijos y nietos de este tipo de educación?

 

Tercero, para garantizar la proyección de la nueva verdad oficial, se establecen leyes y reglamentos que prohíben, multan y encarcelan a los que no la acatan. Con estos castigos, la nueva sociedad se asegura que nadie valla a decir o enseñar lo contrario, porque quien lo hace, pasa a cometer un delito, es decir, pasa a ser un delincuente o un criminal, como le dicen en otros países a los que quebrantan la ley. ¿Qué les pasará a nuestros pastores y predicadores evangélicos que siempre han predicado contra el pecado de la homosexualidad?

 

Cuarto, una vez consolidada la verdad oficial, se pasa fluidamente a la nueva etapa redefinitoria del matrimonio con solo agregar las siguientes cuatro letras a la ley: o más. Me explico, al final la definición de matrimonio quedará de esta manera:“El matrimonio civil es un contrato solemne por el cual dos personas, o más, se unen actual e indisolublemente por toda la vida, con el fin de vivir juntas y de auxiliarse mutuamente”. Con estas cuatro letras agregadas, ustedes entienden, se pueden casar dos o diez hombres, cinco y cuarenta mujeres, etc., etc. ¿En que puede terminar una sociedad con una cultura así?

 

Así que, legalizar el matrimonio homosexual, será demoler la historia social chilena, será destruir la cultura cristiana, será lapidar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, será sepultar los valores cristianos. Esto es lo que está en juego el próximo domingo 17 de noviembre.