Apuesto que la nueva Constitución que pretenden, no será
presentada “invocando el nombre de Dios Todopoderoso”

No, no necesitamos una nueva Constitución. Con la reforma evangélica quedará perfecta

 

 

 

La Constitución Política de la República de Chile fue aprobada originalmente por el 67,04% de los chilenos mayores de 18 años que la votamos ese día jueves 11 de septiembre del año 1980. “En lo esencial, la Constitución (de 1980), determina un régimen político presidencialista con una participación del Estado en la economía mediante un rol subsidiario, con una fuerte protección a las garantías individuales en el ámbito de la actividad económica y del derecho de propiedad. Establece un preciso decálogo de garantías individuales que, como novedad, se encuentran protegidas por un recurso especial de rápido trámite, denominado recurso de protección, asimismo, consideraba como pilar fundamental la tutela de las Fuerzas Armadas sobre la estabilidad del Régimen a través de diversas instituciones, entre las que se destaca el Consejo de Seguridad Nacional. En el ámbito económico institucional establece como fundamento la protección de la libre competencia y la autonomía absoluta del Banco Central” (http://www.bcn.cl/lc/cpolitica/resena_const.) En plebiscito realizado el día domingo 30 de Julio de 1989 y aprobado por el 85,70% de los chilenos se le introdujeron 54 reformas y después, a partir del año 2005, cuando fue nuevamente reformada, la Constitución Política de la República de Chile, fue reconocida como representativa de todos los sectores. Cuando el Presidente Lagos promulgó las nuevas reformas el día 17 de septiembre del año 2005 dijo: “Hoy tenemos en Chile un día de alegría, de unidad, de reencuentro con nuestra historia. Como Presidente de todos los chilenos, agradezco a todos los ciudadanos que lucharon por contar con una Constitución a la altura de nuestro espíritu libertario, agradezco a todos los partidos (políticos) que pusieron su empeño en esta tarea… este es un día muy grande, tenemos razones para celebrar, pues tenemos un Constitución democrática, hoy despunta la primavera”.


Para nosotros, los evangélicos de Chile Cristiano, la Constitución Política de 1980, tiene un merito superlativo, fue presentada “invocando el nombre de Dios Todopoderoso”. Para nosotros, los evangélicos de Chile Cristiano, el origen de la Constitución Política de 1980 es absolutamente legítimo y las reformas posteriores, totalmente aceptables y los dos principios fundamentales que consagra, interpretan con precisión milimétrica lo que entendemos y creemos como el mejor régimen de gobierno para nuestro país: El presidencialismo y el rol subsidiario del Estado. Ambos, como conceptos y mecanismos de administración, son exactamente bíblicos y evangélicos.


El presidencialismo corresponde a la manera como Dios hace las cosas, el método de Dios para desarrollar sus proyectos y resolver los problemas, siempre, es un hombre. Cuando José informó a Faraón de Egipto acerca de la horrible crisis alimentaria que venía sobre el pueblo, le dijo: “provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto” (Génesis 41:33). Para liberar a su pueblo de la esclavitud egipcia, dijo Dios a Moisés: “Ven por tanto, ahora y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel” (Éxodo 3:10). Para que el evangelio del reino fuera predicado a los gentiles y a los reyes de las naciones, el Señor ordenó al discípulo llamado Ananías: “busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, porque instrumento escogido me es este…” (Hechos 9: 11 y 15). Consecuente con lo anterior, para que el hombre escogido por Dios, pueda acometer la misión entregada, es necesario un Estado pequeño, imposibilitado para impedir el emprendimiento personal. Ahora, si el hombre desobedece como Jonás, entonces el Estado debe desarrollar el proyecto y resolver los problemas. Nosotros los evangélicos de Chile Cristianos declaramos que somos neoliberales, pretendemos un Estado miniaturizado, que tenga las mínimas atribuciones. Siempre hemos sido neoliberales, pero ahora, a partir de la ley 20.609, somos doblemente neoliberales. Si no entiende esto último, lo explico, la ley 20.609 no solo legaliza la homosexualidad y el lesbianismo como orientaciones sexuales legitimas, también obliga a cada uno de los órganos de la Administración del Estado, dentro del ámbito de su competencia, a elaborar e implementar políticas destinadas a garantizar a toda persona, el goce y ejercicio para estas orientaciones sexuales. Para nosotros, esto equivale a que el Estado chileno deberá homosexualizarse, y nosotros no vamos a estar jamás, bajo un ente homosexual.


Nosotros sabemos, que los que piden una comisión constituyente y una nueva Constitución, buscan agrandar al Estado y buscan eliminar el presidencialismo, ellos quieren que el Estado ocupe todos los espacios y controle todas las actividades, ellos quieren un Presidente, pero sin que presida, quieren un Presidente paralizado y contrapesado por la figura de un Primer Ministro. Y de lo que estoy totalmente seguro, es que quieren una Constitución ultra laicista (laicista significa atea y anticristiana), que jamás será presentada, “invocando el nombre de Dios Todopoderoso”.

A la Constitución Política de la República de Chile, solo le falta una última reforma, la que consagre que la familia se funda en el matrimonio constituido por un hombre y una mujer. Con esta reforma, quedará perfecta.