Chile Cristiano pide ser incluido entre los “adversarios”

La educación pública es atea, antirreligiosa y anticristiana

 

Como parece haberse internalizado colectivamente la idea que hay una elevada nobleza en la educación pública, y una abyecta y depredadora maña en la educación privada que solo busca devorar económicamente a sus “clientes” para el mayor lucro de los dueños de los colegios privados, y como esta sublimación pretende la destrucción de los sostenedores privados, pedimos ser incluidos entre los “adversarios”, junto al gobierno y al Parlamento, porque no nos gusta la educación pública y deseamos terminar con ella. Las razones que tenemos son de peso y estamos dispuestos a luchar por ellas. Si así fuera, las movilizaciones de la confech parecerán un juego de niños al lado de los millones de cristianos, evangélicos y católicos que podrían involucrarse en esta contienda. A los cristianos evangélicos nos interesa la educación, por eso hay tantos colegios evangélicos en el país, y estamos dispuestos a presionar a todos, con tal de mantener el espacio abierto, expedito y pavimentado para desarrollar tranquilamente nuestros proyectos educativos, que apuntan a formar personas integrales, capaces de acceder a la educación superior, pero también poseedores de sólidos valores cristianos. Tres son las razones por las cuales no nos gusta la educación pública y quisiéramos terminar con ella; La educación pública es laica, la educación pública actual es antirreligiosa y la educación pública actual es anticristiana.

 

La educación pública es por naturaleza laica sostienen sus defensores y promotores, ya que el Estado es laico. Desde la Constitución Política de 1925 el Estado de Chile no tiene religión, es decir, es un Estado Laico. Estado laico se denomina al Estado, y por extensión a una nación o país, que es independiente de cualquier organización o confesión religiosa y en el cual las autoridades políticas no adhieren públicamente a ninguna religión determinada, ni las creencias religiosas influyen sobre la política nacional. En un sentido estricto la condición de Estado laico supone la nula injerencia de cualquier organización o confesión religiosa en el gobierno, en el poder legislativo, y en el poder judicial. En un sentido laxo, un Estado laico es aquel que es neutral en materia de religión por lo que no ejerce apoyo ni oposición explícita o implícita a ninguna organización o confesión religiosa. Esta doctrina laicista se plasma en la educación pública, eliminando toda relación, símbolo y referencia a la religión. Para nosotros, el laicismo es lisa y llanamente, la entronización del ateismo.

 

La actual educación pública chilena es antirreligiosa. La Religión forma parte del Currículum, hay más de diez Programas de Religión aprobados por el ministerio de educación y la carga horaria contempla obligatoriamente dos horas semanales de Religión, y se trata de una asignatura cuyas calificaciones no cuentan para la promoción de curso. Desde hace decenas de años que el ministerio de educación chileno se burla de todas estas normas, y le importa un rábano hacerlas cumplir. Los Inspectores de Subvención llegan a las escuelas y supervisan que cada asignatura del Plan de Estudios se haya efectivamente realizado, en caso contrario obligan a los establecimientos a cumplir esas horas. Nunca, nunca, ninguno de ellos ha observado, ha objetado la falta de estas horas de Religión en las escuelas y liceos públicos. Al gobierno y al mineduc les interesa que así sea, porque de esa manera aplican el laicismo en la educación pública. Cuando alguna vez una escuela o liceo tuvo clases de Religión, en ellas se desata la indisciplina, porque como las notas no valen, para qué estudiar, para qué portarse bien. Claramente, la educación pública es antirreligiosa.

 

La actual educación pública chilena es anticristiana. Cuando los contenidos tienen que ver con el origen del universo, solo aluden al big band, cuando tienen que ver con el origen del hombre, solo habla de la evolución. La Biblia que es el primer libro impreso, el más traducido, el más vendido, el más leído, y sin embargo no existe para la literatura escolar, no la tienen ni en el Cra (biblioteca). Jesús siendo el personaje que divide la historia y funda la civilización cristiana no es estudiado en ninguna asignatura. La historia y cultura de Israel que está entre los fundamentos de la civilización occidental es completamente desconocida para los estudiantes. La reforma protestante, sus causas, consecuencias y su aporte a la formación del mundo moderno, no existe en los libros de historia y cuando aluden a Lutero o Calvino lo hacen burlándose de ellos. La cosmovisión cristiana del mundo, del hombre y de la sociedad, sostenida por millones de chilenas y chilenos, no es enseñada en la educación pública. Los alumnos evangélicos que todavía estudian en la educación pública, jamás confirmarán que su religión surge en un punto geográfico del mundo y en un momento de la historia universal. Irrefutablemente, la educación pública es anticristiana.

 

Por las tres razones expuestas, no nos gusta la educación pública y pretendemos terminar con ella, en el nivel prebásico, básico, medio y universitario. En cuanto a las pretensiones que tienen los noventa de bolivarianizar la democracia chilena, les decimos NO.

 

Source:

http://www.lasegunda.com/Noticias/Politica/2011/12/702970/boric-tenemos-vocacion-de-poder-nuestra-apuesta-es-nacional-no-solo-universitaria