Es profundamente equivocado tratar de silenciar debate porque afecta a Bachelet

 


Rodrigo Hinzpeter Ministro del Interior

 

Nos duele la pobreza y nos entristece enterarnos del aumento de la pobreza en el país, porque la conocemos de cerca, porque somos parte de ella. Muchos de los 2.564.000 chilenos pobres, son evangélicos, y muchos de ellos pastores, que desempeñan sus ministerios en los sectores más necesitados del territorio nacional y como las causas del aumento de la pobreza entre los años 2006 al 2009 están siendo materia de acalorados debates, al igual que el señor Ministro del Interior, estimamos que a este debe dársele todo el volumen, sin reparar en el daño político que les pueda causar a los responsables del trienio, y como nadie debe eximirse de aportar su filosofía, su visión y hacer sus propuestas, el ministerio evangélico Chile Cristiano pide participar para presentar las suyas, desde la perspectiva axiológica social cristiana en que se fundamenta, como desde la etnografía en que viven y se desempeñan muchos de sus colaboradores.

La tierra con el mar ha sido dotada suficientemente para sustentar a toda la población, por lo tanto la pobreza es consecuencia de la mala administración que hacen de los recursos los gobernantes de la nación, países desarrollados del mundo con una demografía varios millones superior a la chilena, poseen territorios más pequeños que el nuestro, inclúyase en la lista a todos los países de Europa. Chile es más grande que España, Portugal, Suiza, Suecia, Francia, entre otros y posee más recursos naturales que ellos, sin embargo, tenemos dos millones quinientos sesenta y cuatro mil pobres, es decir, el 15,1% según la Encuesta, esto, sin considerar otros estudios que cifran la cantidad de pobres al doble. ¿Qué tienen esos países más allá de nosotros? Años de historia y desarrollo, dirá un panelista, entonces, viajemos a otros lugares y pensemos en Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur, Filipinas y Malasia, o, vamos directo al Medio Oriente y deslumbrémonos ante el milagro, el Estado de Israel en sesenta y dos años de existencia moderna, tiene un ingreso per capita de US$ 30.000, el doble que Chile en doscientos años.

Los partidos políticos que pujan por llegar el poder deben saber que en el momento que lo logran, pasan a ser responsables de todos los habitantes que viven en la pobreza y darán cuenta a Dios por cada chilena y chileno que permanezca en ella. Frente a los pobres, el gobierno tiene una sola obligación, sacarlos de la pobreza, si no lo logra, fracasa y debe ser reemplazado por otro gobierno. Los pobres están en el corazón del Señor y no tendrá misericordia de quienes los abandonen, de quienes malgasten los recursos públicos, de quienes desvíen el dinero de los pobres a otras cuestiones. Las Escrituras afirman que Dios levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del muladar (Salmo 113:7) y nosotros entendemos que esto lo hace a través de líderes políticos serios, responsables, eficientes y exitosos.

Inspirados en estos fundamentos, estimulamos al actual gobierno chileno a cambiar radicalmente la filosofía y las políticas públicas diseñadas y aplicadas por el gobierno anterior, denominada Red de Protección Social. A los pobres no hay que protegerlos, hay que promoverlos. A los pobres no hay que meterlos a una red, hay que ponerlos en una rampa. Una política económica evangélica debe llamarse Rampa de Promoción Social. ¿Qué se pretende al identificar, contar y mantener a los pobres? Los pobres no deben ser agrupados para mantenerlos enredados y cautivos para que sustenten electoralmente alguna coalición política. El Estado debe darles educación superior gratuita a los pobres para que sean profesionales, el Estado debe darles una ocupación mientras el mercado no los integre, el estado debe darles una vivienda a los pobres para que sean propietarios. El deber del Estado es transformar al pobre en profesional, en propietario y exigir al mercado un empleo para él. El gobernante que asuma personalmente el compromiso de eliminar la pobreza del país, será bendecido por Dios con el afecto y el apoyo electoral de todos los evangélicos y cristianos en general, sentimientos que se extenderán a la Coalición Política que lo secunde.