De la ideología del Museo de la Memoria a

la ideología del Museo Histórico Nacional

 

 

 

Explicando el resultado de la elección presidencial de segunda vuelta, el ex presidente Lagos dijo: “No ganó la derecha, perdió la Concertación”. De esta declaración del líder de la izquierda, se debe entender que los electores usaron la reciente votación para castigar al conglomerado de gobierno. Castigar a la Concertación por los incómodos y molestos trastornos ocasionados en la implementación del Transantiago, por las largas filas y eternas esperas para conseguir una atención de salud, por las repentinas y perturbadoras huelgas de los servicios públicos, incluida las escuelas municipales, por los múltiples y vergonzosos escándalos de corrupción informados a diario por la televisión, por el alto desempleo, por las gigantescas desigualdades sociales, la falta de oportunidades, por el estilo de hacer política, etc.

 

Sin desconocer la experticia política electoral del ex presidente, creo que la derrota del candidato oficialista, que representaba a la centro izquierda chilena y por ende, el triunfo del candidato de la centro derecha, se debe a factores más de fondo, que es necesario distinguir, y explicar, para evitar las calificaciones de ingratitud y tal vez, hasta de traición, que podrían formularse, por ejemplo, en contra de los evangélicos, que parecían muy afines a los gobiernos concertacionistas y por ende, como parte segura del “voto duro” de la coalición gobernante.. Partamos por decir, que para enfrentar las pasadas elecciones parlamentarias y sobretodo las presidenciales, muchos evangélicos chilenos, entre ellos pastores y obispos, reflexionaron profundamente para decidir, entre votar por gratitud, votar por ofertas y votar por valores. Se estima que la inmensa mayoría de los evangélicos chilenos, decidieron que sería la axiología, es decir, los valores los que determinarían su voto.

 

 

Así que inspirados en conceptos axiológicos, muchos evangélicos definieron tempranamente su voto por el candidato de la derecha, y varios optaron por él, en segunda vuelta, cuando el candidato de la izquierda, se declaró representante de las fuerzas “progresistas” del país. En esta inclinación tardía, es probable que haya influido en algunos, la pedagogía que hizo el ministerio evangélico Chile Cristiano enseñando la naturaleza y los objetivos del “Progresismo” que son directamente antagónicos con el cristianismo, particularmente evangélico. El análisis en su etapa inicial, si bien indicaba que el candidato de la centro izquierda era tan católico como el de la centro derecha, los socios del primero eran el problema, ya que el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y el Partido Radical Social Demócrata, más el Juntos Podemos que incluía al Partido Comunista, son “progresistas”, es decir, contrarios y confrontacionales con los valores evangélicos. El “progresismo” es favorable al aborto, al matrimonio homosexual, a la eutanasia, también son laicistas, es decir, aspiran a desarrollar una institucionalidad política totalmente ajena a la presencia de Dios y del cristianismo en el quehacer político. Es tan profunda y medular la tesis “progresista” en ellos, que los tres Partidos de la Concertación están post elecciones, trabajando en la conformación de una entidad única que se llamaría Frente Progresista de Chile o algo parecido.

 

El vocablo “progresismo” inquieta y atrae a muchas personas, especialmente a los jóvenes, ¿quién no quiere progresar en la vida?, sin embargo, debemos reconocer que el vocablo ha venido a ser como la marca registrada para agrupaciones ateas, agnósticas, abortistas, homosexuales, eutanásicas y laicistas, y en este sentido ha pasado a incluir y a representar a todo lo que se opone a Dios y al cristianismo en la vida personal, social y pública de un país. Con esta nueva realidad (los “progresistas”) han conseguido dividir a la sociedad chilena en dos grandes bloques; los cristianos, que quieren que Dios y los valores cristianos estén presentes en la vida pública, social y personal de la nación y los progresistas que quieren todo lo contrario. Al inicio de esta convivencia social y cívica, el ministerio evangélico Chile Cristiano hace un llamado a todos nuestros compatriotas progresistas a reflexionar en el deterioro, el daño y la miseria en que caen los países que expulsan a Dios y desahucian los valores cristianos de la vida pública, social y personal.